Los Reyes Magos …

Aquí tenemos la felicitación navideña de Blackwater, que si supieran que exiten tres Reyes Magos que desde Oriente le dejan a los niños regalos, en la madrugada del 6 de enero, pues, seguro que les habrían pedido un poco más de comprensión, y un poco menos de atención de los medios. Esto pasa, porque son unos descreídos:

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Al Ejército de Tierra, los Reyes llegaron antes porque han entregado los primeros equipos del Combatiente del Futuro. Lo    que no trae Papa Noel, ni los Reyes Magos es el ancho de banda necesario para enlazar a todos los soldados del siglo XXI, ni tampoco baterías para alimentar todos los equipos que van encima del «futuro gladiador».

¿Dios proveerá?

Los Reyes Magos …

Aquí tenemos la felicitación navideña de Blackwater, que si supieran que exiten tres Reyes Magos que desde Oriente le dejan a los niños regalos, en la madrugada del 6 de enero, pues, seguro que les habrían pedido un poco más de comprensión, y un poco menos de atención de los medios. Esto pasa, porque son unos descreídos:

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Al Ejército de Tierra, los Reyes llegaron antes porque han entregado los primeros equipos del Combatiente del Futuro. Lo    que no trae Papa Noel, ni los Reyes Magos es el ancho de banda necesario para enlazar a todos los soldados del siglo XXI, ni tampoco baterías para alimentar todos los equipos que van encima del «futuro gladiador».

¿Dios proveerá?

Mercenarios, Guerreros del Imperio.

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El periodista Danel Pereyra ha publicado un libro que se llama «Mercenarios, guerreros del imperio» en el que pretende retratar los conflictos actuales y futuros.

Hay que reconocer a un oportuista en cuanto se le ve, y este no lo es menos. En plena explosión informativa por el caso Blackwater, conviene diferenciar a los que presentando opiniones muy diversas pretenden arrojar un poco de luz sobre el tema, incluso contribuir a concienciar sobre la necesidad de regular un fenómeno que existe, y parece que no cabe otra opción que convivir con él, lo que no significa dejarse arrastrar por los deseos más íntimos de un sector, es decir, el beneficio empresarial.

Los ejércitos han empleado mercenarios a lo largo de la historia; los ejércitos han sido acompañados por civiles (hoy, contratistas) que han proporciondo aquello que los ejércitos no han podido o no han querido transportar, almacenar, reponer, etc, etc.

Lo que llama hoy la atención es, primero, la situación legal con respecto al sistema weberiano de monopolio de la violencia por parte de los estados; y lo segundo, es el dinero, el gasto, los beneficios de esta industria.

En el libro, se identifica al Imperio con los Estados Unidos, que es una potencia política mundial, nos guste o no; es una potencia militar, nos guste o no; en una organización internacional como Naciones Unidas, aporta un 25% del presupuesto regular; en los últimos 50 años, ha velado por sus intereses en Europa, y de paso, por los nuestros; nos guste o no. Su potencial económico se ha expandido, nos guste o no; y en cierta medida, marcan una líneas maestras, directrices o políticas que acaban expandiendose; nos guste o no.

Así que, si los Estados Unidos promueven la privatización de la guerra (vía economica, vía doctrina militar) acabaremos privatizando, que es bastante más que externalizar servicios periféricos de los ejércitos. Ahora, sólo cabe prstar atención a los acontecimeintos y prepararnos, desde el punto de vista jurídico, doctrinal-militar, etc. para disponer de las bases estratégicas neecsarias para afrontar lo que nos llega.

 Es interesante observar como la figura de la «empresas de servicios militares» han incrementado rápidamente su valor, y debido a las aportaciones que realizan, han visto mejorada su imagen y estima. Esto no significa que el estatus legal internacional haya cambiado significativamente, algo que se debería promover para alcanzar un acuerdo internacional, mientras los estados adaptan sus políticas nacionales conforme a intereses propios o tradición jurídica.

 Lo que parece que no entendemos, a pesar del numeroso contingente presente en Iraq y Afganistán, es que el proceso de concentración de la industria sajona es consecuencia de los sistemas actuales de concurso público pata acceder a estos contratos de servicios. Es decir, las empresas que no tienen un tamaño suficiente, ni tan siquiera pueden presentarse a un concurso que exige desarrollar actividades tan amplias, que no están al alcance de cualquiera. Por ello, las empresas pequeñas (y algunos oportunistas espabilados) acaban desempeñando actividades menores, en calidad de subcontratados. Lo que resulta un problema de control (administrativo) y de ejecución (reducción de la calidad) en algunas ocasiones. Estamos hablando de un contrato con Army de EEUU de 15 billones de dólares, que ha correspondido a tres grandes empresas: Fluor Intercontinental, DynCorp International y KBR, cada una con 5 billones de dólares, inicialmente.La presencia de la seguridad privada de carácter militar no es más que un fenómeno surgido de la necesidad. Cuando los estados, con sus ejércitos nacionales no son capaces de atender a las necesidades nacionales (incluidas las de sus empresas presentes en el exterior, organizaciones no gubernamentales, etc.) ni de las estructuras supranacionales (OTAN, Unión Europea, etc), el sector privado puede, y lo ha hecho, cubrir los espacios libres. Estono significa que lo haga de cualquier manera.

Por ello, conviene estar atentos y regular el sector a nivel nacional, porque sino es así, las circunstancias acabarán arrollándonos como el AVE de las 11,00 horas, y a 300 km/h. Por cierto, si quieren perder tiempo y dinero, aprovechen las vacaciones a leer el libro de la foto, pero ya están advertidos.

Special Intervention Group (SIG)

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Ahora es turno de los noruegos.

El escándalo Blackwater, que por cierto ya no forma parte de IPOA como consecuencia de no haber cumplido el «Código de Conducta», ha atraido los focos mediatico sobre el resto de la industria.

Hoy la Television noruega (TV 2) informará en un reportaje especial que Special Intervention Group (SIG), ofrece un «llamativo» paquete formativo que incluye liquidaciones o asesinatos selectivos, así como los procedimeintos típicos de eliminación de centinelas como son el acuchillamiento, el ahorcamiento y disparos de precisión.

Además, esta empresa dirigida por dos noruegos, y enfocada a los paises de la órbita nórdica ha contratado a personas con antecedentes policiales, y que fuentes policiales noruegas los asocian con «eliminaciones» en Afganistan e Iraq, por encargo estadounidense.

Hoy tendrán la oportunidad de descargarse de semejante acusación, pero la maquinaria de la Justicia noruega ya se ha puesto en marcha.

Disponen de una delegación en Uganda, por si les resulta de interés.

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Clavos de punta

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 Las empresas de servicios militares (ESEMIL) recogen un sin número de denominaciones: Private military firms (incluyen cometidos ofensivos), private security firms (sólo cometidos defensivos), neo-mercenarios, y otro elenco bastante amplio que pretende denominar a la “privatización de la violencia” en su estado más puro.

En general, estas empresas han aprendido de Executive Outcomes, que deben mantener un “perfil bajo”, llamar poco la atención, y hacer de la discreción su mejor aliado, hasta el punto que en Iraq se han convertido en el segundo contingente, por detrás de los estadounidenses.

Lamentablemente para la industria de la seguridad en zonas de conflicto, Blackwater ha abiertola “caja de Pandora”, y su últimoicidentee en el fallecieron, al menso, 11 personas, ha atraido a las cámaras, los focos y, la preocupación de los políticos detener que hacer algo. No es mi intención focalizarme en la política doméstica de EEUU.

Lo que debemos plantearnos son los aspectos éticos, legales y socio-políticos de su empleo. Lo cierto es que se ha cambiado un elemento básico de la relación entre estados, que es el reconocimiento que el monopolio de la violencia residen en el estado, y por lo tanto, cualquier otro origen bastardo, convierte a la violencia y a su ejecutor, como ilegales. Pero, ¿qué sucede si un estado ejerce la violencia por medio de terceros, es decir, al margen de sus fuerzas armadas?

La ausencia de “Cultura de Defensa” sitúa a los temas de los ejércitos al margen del discurso diario. El gasto de Defensa, al margen de su conversion en hospitale sy escuelas, no interesa, y por lo tanto, todo debate se fundamenta en escándalos que alejándose de la realidad histórica y careciendo de un enfoque objetivo, impide el análisis y estudios pormenorizados de las necesidades de Seguridad de una sociedad.

Sin palabras.

El informe Blackwater

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Ayer, se publicó el informe estadounidense  a consecuencia del tiroteo que protagonizó el personal de Blackwater en Iraq, y que le ha supuesto una cancelación cautelar de sus actividades. 

Como suele ocurrir en estas ocasiones, Blackwater estaba operando de nuevo a la semana del incidente; las autoridades iraquíes han prometido que promulgarán una ley que controlará las actividades de los “contratistas de seguridad” actuando bien directamente, o bajo subcontratas; y finalmente, los americanos se preguntan si lo hacen con una mano (ejércitos), no lo deshará la otra (contratistas), y de paso, saber cuanto le cuesta al contribuyente norteamericano, el que la cuenta de los fallecidos militares no siga cruzando barreras impensables hace cuatro años.

Siendo Blackwater la empresa que más personal tiene en Iraq, desde 2005 se han visto implicados en 195 “incidentes” (1,4 por semana), en el 80% de los casos, han disparado primero, aunque el contrato recoge claramente, que se emplearán las armas en defensa propia y del VIP (Secretaría de Estado o Ministerio de Asuntos Exteriores), normalmente, desde vehículos en marcha, y no se realiza una “evaluación del contacto”, aunque han llegado a informar de la muerte de 16 iraquíes y 162 daños sobre vehículos (normalmente, iraquíes también). Aunque hay dos empresas más que dan seguridad al personal del servicio exterior estadounidense, DynCorp International Triple Canopy, Blackwater tiene el mayor número de incientes, aunque todos ellos tienden a disparar los primeros. Los incidentes con causa de muerte de inocentes se taparon pagando a las familias entre 5000–15000 dólares, con el beneplacito y respaldo de la Secretaría de Estado.

El coste de disponer seguridad privada en Iraq no es reducido. Cada “trabajador” le cuesta al Gobierno USA  más de 1200 dólares, seis veces más de lo que cuesta un soldado cualificado, que le corresponda el empleo de Sargento, y que en el mejor de los casos llega a ganar 70.000 $/año. Por ello, Blackwater tiene contratos por valor de más de 1 billón de dólares desde 2001. Los argumentos en favor del empleo de empresas de servicios militares tienen un poderoso valedor en el hecho de que son “más baratos”, ya que el Estado no tiene que entrenar, equipar y apoyar logísticamente a este personal. La cruda realidad es que las empresas reclutan al personal de las Fuerzas Armadas, es decir, que el ejército los entrena (la parte más cara), y en Iraq y Afganistan, tambien les apoyan logisticamente (alojamiento, alimentación, transporte de entrada y salida de zona, etc.), y finalmente, debido a la atractiva paga, acaba reclutando a personal altamente cualificado. Vamos, una ganga.