En defensa de la soberanía.

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La visita de los Reyes a las ciudades autónomas, Ceuta y Melilla era de esperar, y tanto que se ha hecho de esperar.

La última visita de los Reyes, fue en los 70, siendo Príncipes herederos y ya ha llovido; incluso, el cambio de las condiciones políticas en ambos países debería haber impulsado una visita «simbólica» para declara públicamente la «españolidad» del territorio y de sus gentes.

Una muestra del éxito de la cultura española en África es la número de personas que cruzar la verja para disfrutar de la libertad, prosperidad y ventajas de un sistema democrático, donde la prosperidad es fruto de un liberalismo que no se advierte en el Magreb.

El próximo lunes, 5 de Noviembre, comienza en Barcelona el VI Seminario sobre Seguridad y Defensa en el Mediterráneo, acogido y organizado por la Fundación CIDOB y Dirección General de Relaciones Institucionales del Ministerio de Defensa.

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El Mediterráneo reúne en un espacio reducido algunas de las grandes tensiones políticas, económicas, sociales e incluso religiosas del planeta. El Magreb en plena evolución hacia sistemas de gobierno más modernos, debe enfrentarse con la pobreza y el radicalismo religioso. No es fácil, nadie lo creyó.

La Seguridad de España reside, en cierta medida, en la estabilidad de los países del Magreb. La defensa militar de Ceuta y Melilla es posible, siempre y cuando se realice sin complejos y con la firme decisión de conservar lo que es español, y su aportación al conjunto de la Nación.

Los asaltos a la valla de 2005, frontera internacional reconocida entre ambos países, es una prueba de nuestra mutua dependencia en temas de seguridad; y como vecinos que somos, estamos condenados a convivir y a entendernos. Confiemos en que el clamoroso recibimiento que estas dos ciudades ofrecerán a los Reyes de España, sirva como ejemplo de «salud» territorial. Aparte de esto, como buenos «vecinos» ayudaremos a los que están en nuestras proximidades, y nada más lejos de nuestro interés que el Magreb se desestabilice.

Nunca es tarde, si la dicha es buena.